Marcelo Romero es vecino de Derqui, su actividad está exceptuada desde el inicio de la cuarentena y está obligado a trasladarse todos los días a distintos puntos del distrito, incluso a partidos vecinos como Escobar. Se cansó y decidió tomar imágenes contando lo que sucede en un lado y en otro. De día y de noche.
El Municipio de Pilar decidió cerrar las subidas y bajadas de los puentes de Panamericana en las primeras semanas de la cuarentena con el objetivo de desanimar la circulación y tener mayor control en pleno aislamiento social, preventivo y obligatorio. Pasaron más de cincuenta días y los vecinos no vieron los controles. Las barricadas perdieron sentido y el malestar es cada vez mayor. Los que tienen vehículo deben transitar por colectoras rotas, de ripio o tierra. Los trabajadores que se trasladan en transporte público tienen que caminar en la oscuridad, sin veredas, hasta las pocas paradas de colectivos con acceso. Los controles no estuvieron ni están.