Por Virginia H. Rodríguez, Licenciada en Ciencias de la Educación, especialidad Desarrollo de Habilidades de Estudio
“…leí todo pero no me lo acuerdo…”“…Estudié pero en el examen me tomaron otra cosa…” “…yo lo sabía, pero me olvidé todo…”
Estas son algunas de las frases que escuchamos de boca de estudiantes, hijos, amigos o padres que comentan su preocupación, por no encontrar coincidencia entre los resultados obtenidos y el tiempo dedicado a la lectura y estudio.
Si bien existen numerosos motivos que pueden explicar un bajo rendimiento académico, en esta oportunidad me referiré a aquellos que tienen relación con la falta de hábitos o dificultades para estudiar textos.
Cuando estudiamos de un libro, fotocopia enciclopedia etc, muchas veces lo hacemos exigidos por una próxima evaluación o exposición oral.
No debemos olvidar que en la vida académica, estudiamos para aprender y saber más sobre las distintas áreas del conocimiento. Leer para aprender y saber, significa mucho más que estudiar; significa proponernos un propósito frente a la lectura: comprender la información.
Sin embargo y a pesar de tener claro este objetivo nos encontramos muchas veces con dificultades para implementar las acciones adecuadas y lograr los objetivos esperados.
Si preguntamos a distintos alumnos ¿qué hacen cuando tienen que estudiar? nos encontramos con distintos tipos de respuestas:
“…lo leo varias veces hasta recordarlo…” “…Leo cada párrafo y lo repito con mis palabras…”
“….leo, busco el significado de las palabras que no entiendo y lo vuelvo a leer hasta recordarlo…”
En las respuestas ofrecidas existe una clara intención retener información y hasta podríamos asegurar, acompañada por un elevado nivel de concentración. A pesar de ello, se reemplaza el análisis de la información por la cantidad de veces que se repite la lectura, sin considerar que la repetición mecánica no favorece la comprensión.
El análisis implica una variedad de acciones que favorecen la memoria comprensiva, a diferencia de la memoria mecánica o repetitiva que sólo alcanza para recuperar información en períodos de corto plazo.
Es necesario marcar la diferencia entre “leer para memorizar” de “leer para aprender”.
Entre la variedad de respuestas, aparecen otras que incorporan ciertas acciones distintas a la lectura pero que pueden ser revisadas teniendo en cuenta sus resultados prácticos:
“…leo, subrayo las ideas principales y secundarias, luego estudio lo subrayado…”
Lo “principal y lo secundario” se asimila en la práctica cotidiana a lo “importante y accesorio (o no importante), implicando en este supuesto, graves riesgos para el estudio y el aprendizaje.
A continuación detallaré algunos:
- Teniendo en cuenta que el criterio aplicado es subjetivo, la selección de ideas podría ser diferente según el interés de cada lector, desconsiderando que la escuela evaluará sobre los conocimientos trabajados y adquiridos, no solamente sobre aquellos que fueron considerados por el alumno en su proceso de estudio.
- Algunos alumnos subrayan una cantidad insuficientes de ideas que no sólo simplifica el área de conocimiento abordado sino que muchas veces altera el sentido de las ideas necesarias para lograr su comprensión.
- Otros alumnos subrayan todas las ideas del texto, sin poder establecer diferencias entre las mismas. El alumno vuelve a leer el mismo texto, pero ahora con el agregado de un subrayado que muchas veces se convierte en un distractor.
En los ejemplos mencionados no se consideran distintas acciones necesarias y complementarias al proceso de lectura, por ej:
¿Qué ideas podemos diferenciar en un texto? ¿Cómo podemos diferenciarlas? ¿Qué gráficos puedo utilizar para reorganizar estas ideas? ¿Cómo leer este gráfico sin alterar el sentido de las ideas? ¿Cómo armar un texto a partir de este gráfico? Etc
Estudiar Comprensivamente significa integrar acciones relacionadas con el análisis de la información, permitiendo la posibilidad de apropiarse de las ideas en forma significativa, apostando a mejorar los resultados en el estudio pero fundamentalmente ubicándose en un lugar activo frente al objetivo de aprender.
Virginia H. Rodríguez Lic. en Ciencias de la Educación Profesora de Metodología para el Estudio del ILSE (UBA) Asesora Pedagógica ILSE. U.B.A (1995 -2011) Orientación individual –grupal –institucional. Virtual- Presencial virginiarodriguez.aprender@yahoo.com.ar / CEL-WSP 011 6157 4059